Su cuerpo se conservó intacto gracias al clima del lugar, aunque sufrió un percance por el que perdió una oreja y parte de su cola.

Se llama Lyuba, vivió su breve vida hace 41.800 en la que hoy es la región rusa de Siberia y es, a pesar de su antiguedad, uno de los ejemplares de mamut lanudo que mejor conservado está de los que se han hallado en los últimos tiempos. El animal era una bebé, de tan solo entre 30 y 35 días de existencia, y su cuerpo fue hallado por moradores de la región.

Gracias al clima gélido del lugar, los restos de Lyuba se encontraron casi intactos, aunque un increíble percance posterior hizo que el pequeño mamut perdiera la oreja derecha y parte de su cola.

Los mamuts lanudos vivieron en la tierra durante miles de años. Su tamaño era similar al de los actuales elefantes africanos, pero tenían los cuerpos recubiertos de matas de pelo que les permitieron vivir en la era del hielo. Su origen en la tierra data de 700.000 años. La mayoría de ellos se extinguió hace unos 10.000 años, aunque por completo desaparecieron hace unos 4000 años. Y todavía, los paleontólogos continúan descubriendo restos de estos animales prehistóricos, aunque casos como los de Lyuba son muy destacados por su nivel de conservación.

Esta cría de mamut lanudo fue hallada en la península de Yamal, en el noroeste de Siberia, una región dominada por la tundra helada y rodeada por los rigores del mar Ártico. Fue un pastor de renos del pueblo nenet llamado Yuri Khudi quien realizó el descubrimiento.

El hombre se encontraba junto a sus hijos en el lugar en la primavera boreal de 2007 y encontró, en el permafrost que había comenzado a derretirse a causa del clima, el cuerpo tendido del animal prehistórico, que estaba ubicado a orillas de un río. Como los nenets consideran que tocar un cadáver de mamut trae mala suerte, dejaron los restos de Lyuba, conservado increíblemente bien a pesar de sus 41.800 años de antigüedad, e informaron de su hallazgo al director del museo local.

Vendido por dos motos de nieve

Pero la historia de este pequeño mamut tiene un capítulo más luego de su sorpresiva aparición. Cuando los especialistas llegaron al lugar para trasladarlo al museo, descubrieron que el animal no estaba más allí. Un primo de Khudi se había llevado al mamut -del tamaño de un perro grande- y lo había vendido a una tienda de un pueblo cercano, donde su dueño lo había puesto en exhibición en la vidriera.

El primo del hombre que encontró a Lyuba había entregado al tendero el preciadísimo hallazgo a cambio de dos motos de nieve y una dotación de alimentos para un año. Y lo más desafortunado fue que, durante el traslado de la cría del animal, los perros de la zona atacaron sus restos y le quitaron la oreja derecha y parte de la cola.

La policía ayudó a Khudi a recuperar al animal y el director del museo pudo quedarse con el ejemplar, que fue trasladado al Museo Shemanovsky de Salejard, una ciudad rusa que tiene la particularidad de ser la única hallada justo sobre el círculo polar ártico.

A pesar de sus partes faltantes, durante unos años, Lyuba fue el mamut mejor conservado de los que encontró la ciencia en estos tiempos. Hasta que en 2011 apareció, también en Siberia, otro ejemplar, bautizado como Yuka. Este mamut también se había conservado en el permafrost, tenía dos años de vida, y una antigüedad de 28.000 años. Es decir, había existido mucho más acá en el tiempo que Lyuba.

En cuanto a la causa de la muerte de la cría hallada por Khudi, se estima que pudo haberse asfixiado cuando quería cruzar el río o buscar agua en su orilla. Encontraron en el interior de su cuerpo restos de arcilla que pudo haber sido la causa de su desenlace fatal. Pero fue, a su vez, esa misma arcilla la que ayudó a que se cuerpo se conservara tal como lo encontraron más de 40.000 años después. De hecho, no solo su tronco estaba intacto, también sus ojos, piel y los órganos internos, de acuerdo con lo que informa el sitio My Modern Met.

Los científicos pudieron hallar, además, leche materna en su vientre y materia fecal en sus intestinos. Solo ese ataque de los canes impidió que los restos de Lyuba se mantuvieran perfectamente intactos.

Ahora, la cría del animal tiene un hogar permanente en el Museo Shemanovsky, aunque de vez en cuando, “viaja” por el mundo para ser exhibido en diversas exposiciones. Así, Lyuba ya estuvo en Australia y en Gran Bretaña.

Este pequeño ejemplar de mamut tiene un peso de 50 kilos y mide poco más de un metro de alto. Y a pesar de que su final fue prematuro y desafortunado, ahora puede ayudar a otros, y a la ciencia, a aprender más sobre estos majestuosos animales de la prehistoria.LA NACION

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